viernes, 25 de junio de 2010

16.- Nueva Delhi / India

Nueva Delhi se encuentra a 16 horas de tren de Vanarasi… pero esto ya era tan habitual para mi  que ni me inmutaba. En una litera del mismo tamaño que mi cuerpo me las apañaba para que ninguno de los otros 7 que dormían en la misma cabinaDelhi blog_03 no les callera nada de mis pertenencias, sin embargo, por mucho que lo intenté, nada más y nada menos que mi portátil decidió hacer el salto del ángel desde la tercera litera hasta el suelo. La familia con la que compartía la cabina me miraron extrañados por lo sucedido pero en su sano juicio y con mirada limpia, lo recogieron y con una sonrisa me lo devolvieron.

Esto me hizo reflexionar sobre cuántas veces no ha pasado que al ocurrirnos algo sin malicia, tropezar con alguien, un pequeño accidente involuntario… la mayoría de los europeos sacamos primero el instinto asesino… el “serás capullo”, y tras evaluarlo Delhi blog_04 unos segundos pasamos al bueno “quizás no lo ha hecho a propósito”. Nuevamente la virtud de los hindús por identificar primero con “no ha sido voluntario” me hacia recordad lo acostumbrado que yo estaba a ver lo contrario.

Una vez en Delhi, me quedé en un pequeño hotel recomendado por Cristiana. No era maravilloso pero ya dentro de la capital del país no se podía pedir mucho a mi motivación por seguir viviendo a bajo presupuesto.

La siguiente meta, ya organizada desde Bodghaya era hacerme un curso de dos semanas de esquí al norte más septentrional de la India; Manali. Así pues mi objetivo en Delhi era breve, hacer reavituallamiento, cambiar mis dos pantalones de playa por dos de invierno comprarme una chaqueta y subir al norteDelhi blog_05 a ver como saldrían las cosas por allí.

Así que fui de compras, comí en un MacDonald!!! que lujo!! y de alguna manera me acerque a la parte más europea o de primer mundo que había en la ciudad, pero eso sí, aún existía un gran fondo de pobreza el cual no era nada fácil quitar de mi mente. Incluso diría que engrandecía la sensación de desaprobación/injusticia al poder contrarrestar tan de cerca los dos mundos.

Solo, continuaba pasando los pocos días que me quedaban allí, con la mente más en otras cosas, la familia, los viejos y nuevos amigos y más cuando llegó la noche de fin de año. No quería salir, estaba triste por la distancia que me separaba de los míos, incluso a los que allí había conocido ya los echaba de menos, pero la vida es así, yo decidí estar en aquel lugar, así que, para paliar la bajada emocional me podría dar algún un homenaje, no? Ese día me había pasado por un par de hoteles por “mi calle” para ver donde podría cenar en la última noche del año, y tras prepararme para la despedida del año, de la forma más cutre que jamás lo habría hecho, me acerque al mejor hotel de la calle, pedí la cena, y al terminar poco antes de las 12 tres chicos jóvenes de la mesa de al lado sintieron curiosidad/compasión y me invitaron a tomar algo en con ellos. Delhi blog_02 Resultaron ser los hijos del dueño del hotel y como gente pudiente habían recorrido mundo con lo que nos dio la posibilidad de tener unas horas de charla, partimos el año, tomamos una copas más y aunque me invitaron a continuar la noche con ellos dejéOLYMPUS DIGITAL CAMERA         que la noche acabará allí y me volví al hotel… para darme un nuevo golpe en la cabeza y  quedarme dormido antes de que la distancia de los míos volviera hacer mella.

Tras ya haber tenido suficiente con la city me cogí un tren y tiré hacia el norte, hacia el curso de esquí, aunque esa aventura vendría después de la parada en Rishikesh.

lunes, 14 de junio de 2010

15.- Vanarasi / La India

Vanarasi dio la talla. Todos los viajeros que había conocido hasta ese momento habían comentado que era una ciudad encantadora. Famosa por sus crematorios y sus Gahts al borde del espiritual río Ganges.

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Aunque las guías turísticas también la alababan, con el tiempo, me di cuenta que era mejor la opinión de otro viajero pues parecería que las guías tienen siempre algo de “relleno” para cumplir sus objetivos.

Así que allí estábamos, Cristiana, Marius y yo. Coincidimos en vernos allí y aunque inicialmente fui con Cristiana milagrosamente nos encontramos con Marius Vanarasi_blog_02_1 a la mañana siguiente de nuestra llegada, en la famosa German Backery donde desayunaríamos prácticamente todos los días.

Vanarasi o Benarés como ellos la llaman, es una ciudad de unos 2 millones de habitantes situada a Vanarasi_blog_03 la orilla del río Ganges. Se encuentra principalmente dividida entre la antigua y la nueva ciudad. La antigua ciudad, la que realmente vale la pena, está plagada de pequeñas callejuelas sin organización alguna, transitables solo por motos, bicis y vacas. En esta área fue donde me quedé, y efectivamente, como me habían anunciado, me quedé bastante complacido.

Supongo que aunque transitaban pequeños vehículos y muchedumbre constantemente por sus calles, el entramado de las mismas, transmitía algo diferente al resto de las ciudades que había estado. Esa sensación de paz y tranquilidad, inesperada, pues continuamente estas evitando tropezar con la multitud y vehículos, solo la pude comparar a cuando paseaba por las calles de Venecia. Solo a mí se me ocurre decírselo a mi compañera de viaje Italiana; Crisitana. Obviamente me costó explicarle que solo se trataba del feeling del lugar, nada visual ;) non preoccuparti!!

 Vanarasi_blog_04 Al despertar, lo que más “pintaba” era ver el “cuadro” de la calle. Como siempre el cuarto donde dormía poco daba de sí para sentirme como en casa. Así que después de elegir entre mis dos pantalones y cuatro camisetas puse un pie en la calle, esquivé un par de vacas y sus respectivas eses y con cara feliz solía cada mañana dirigirme al encuentro de Cristiana y Marius que ya estarían zampando las gloriosas baguettes de la German Backery. Una rutina diaria; bueno aquí una rutina es una semana.

Después de reírnos constantemente en nuestros desayunos, lo cual no sabemos aún si era debido al efecto post encuentro en el centro budista, hablábamos de los planes que cada uno deseaba para ese día.

Vanarasi_blog_05 La pequeña ciudad daba algunas ofertas pero entre ellas me quedaría con los paseos por el río cruzando los Ghats de un lado al otro. Por más de dos kilómetros recorría pausadamente los desniveles que formaba el cemento entre unos Ghats y otros.

Puesto que era algo cotidiano no he parado a definir lo que es un Ghats. Para aquellos que no lo conocen se trata un lugar de culto al borde del Ganges, rio espiritual para todos los hindús. En él cada noche, y digo bien cada noche, lavan, adornan con flores y queman incienso para dar comienzo al ritual de adoración al Ganges para que, en resumen, todo siga bien. No para conseguir atraer a sus vidas “cosas” buenas sino para que la vida no les traiga “cosas” malas, curiosa filosofía eh?.

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Quizás por ello, la sensación común y diaria es de una paz interior que se refleja en sus miradas, gestos y en su forma de comunicarse con el mundo en general. Cualquiera que ha estado allí sabrá de lo que hablo pero también podrá decir que lo volvieron loco intentando venderles de todo; desde un masaje en un escalón del propio Ghat a subirse a un barco y darse una vuelta por el rio y siempre como no, de esa forma tan sutil pero tan cansina. Efectivamente eso también existe pero en mi opinión lo primero suple a lo segundo.

Vanarasi_blog_07 Así que llegó el día de Navidad. Ese día tan mágico en toda Europa se mostraba en la India como algo más para venderles cualquier cosa a los Europeos “ricachones” que surcábamos sus calles. Y como no, nos fuimos a un buen hotel y nos dimos una cena homenaje como estaba mandado. Las risas con el suizo Marius eran constantes, la verdad que hacía años que no veía alguien con tan buen espíritu y tanta alegría. Aunque sé que no puede entender esto pues su español no pasa del Hola que tal, Vanarasi_blog_08 dos cervezas por favor… no cambies tío, eres un chorro de alegría para ti y todo el que está a tu lado. En cualquier caso, después de invitar a un francés que andaba por ahí solo a nuestra mesa y de charlar por unas horas nos fuimos a otro guest house y terminamos una cervecillas más. Lo bueno?… no había que conducir, lo malo… ¿Dónde estará mi hotel?, era normal perderse entre tantas callejuelas.

Encontré el Hotel y al echarme en la cama pensé en Cira, en mi familia, en los viejos y nuevos amigos, en definitiva tirado en aquel cutre hotel pensé en todos vosotros, en lo bien que estaríais preparando la maravillosa cena de navidad y el encuentro a posteriori con los amigos… así que como estaba exactamente a 9.482,67 km en línea recta y no podía superar el momento, me “di un golpe en la cabeza” y me quedé dormido no queriendo pensar en ello.

Otra de las ofertas de la ciudad eran sus clases de Yoga, tan solo acudí a una clase, supongo que no estaba por la labor. Otra actividad era darse un masaje Ayurvedico. Ciertamente esto es algo Vanarasi_blog_09 no particular de Vanarasi sino de toda la India y gran parte de Asia. Así que me quise dar un homenaje para olvidar la pena de la distancia que me separaba de los míos en los días de la Navidad y me fui en este caso a un buen hotel a darme el lujo.

Ya había probado masajes anteriormente, en Canarias los quiromasajes, te dan una pequeña paliza pero te dejan como nuevo. Los de relajamiento, en el Dunas Maspalomas, que pena que no me llegue el presupuesto a darme los de una hora, e incluso en Goa en la misma India, el primero Ayurvedico. Lo curioso era que comenzaba a notar que en la India las barreras del pudor llegaban un buen “cacho” más allá. Si en Europa el límite estaba a una cuarta de la mano de las partes más intimas allí estaban solo a medio dedo. El caso que una vez sentado sobre la camilla el masajista comenzó la sesión. Empezó el trabajo en esa misma posición y cuando llegó a la cintura bajó el nivel de mis calzoncillos unos centímetros más abajo para poder trabajar la lumbar, cosa normal. Después de una media hora, me pide que me ponga en posición decúbito prono, o sea, Vanarasi_blog_10 acostado hacia abajo. Para mí es la que más mola pues relajado hacia abajo me da un masajito en la espalda y me quedo como nuevo. Sin embargo cuando yo yacía relajado el coleguita del masaje, al llegar nuevamente a la cadera me vuelve a bajar, muy despacio el límite de mis calzoncillos… un poco más… otro poco … otro poco … hasta que me tenso pues me doy cuenta que me está quitando los calzoncillos!!!... pero que haces tío!!! Joder!! que eso es intimo!!!… se ericé como un gato mientras deliberaba que hacer… pero bueno… ¿y qué podía hacer?… aquel tipo no me iba a violar, estaba en un buen hotel… pero joder me ha quitado todo!!! Así que no hubo otra… él Vanarasi_blog_11 obviamente actuaba como cada día y simplemente hacía su trabajo. Yo tuve que relajarme y concentrarme en que aquella era la forma en que en la India/Asia se llevan a cabo los masajes y bueno… me costó un buen rato la verdad… pero conseguí aprovechar el coste del masaje y relajarme, eso sí, siempre alerta pues si notaba el mínimo desvío de intensiones se iba a armar una buena. En fin… un buen susto y una buena risa cuando se lo contaba a Marius y a Cristiana advirtiéndoles de la situación de los masajitos en Vanarasi.

Como decía antes, probablemente lo mejor de Vanarasi era sus gentes. Así fue que conocí a un italiano que andaba con un profesor de fotografía y unas cuantas noches gozamos viendo sus fotos, eran increíbles pero todas eran retratos nada de paisajes.

Como ya era común, me encontraba enganchado de nuevo en aquel lugar, pero la sensación de movimiento ya venía por sí sola. Una triste despedida con mis compis de viaje pues aparte de la semana que estuvimos en Vanarasi ya habíamos compartido 22 días en Bodhgaya pero como todo por aquí, hay que dejar soltar aunque uno se sienta apegado y cómodo.