sábado, 21 de noviembre de 2009

4.- Calangute / Goa / La India

Al final la única forma de salir de Mumbai fue en guagua... sentaditos durante 13 horas de las cuales 3 las empleamos para salir de la ciudad. El motivo: la fiesta del Diwali, algo así como la Navidad por Europa.

Aún no sabemos bien que ocurrió, pero seguimos vivos. Durante las primeras cuatro horas no podía evitar dejar de prestarle atención a la patética película de Bollywood que intentaba simular precisamente a una española que no recuerdo ahora mismo su nombre. El motivo de mi distracción era simplemente el continuo apretar de mis uñas sobre el tapizado contiguo, cada vez que veía IMG_2367_01como nuestro querido e inolvidable chofer intentaba adelantar. Y a mí me llamaban “loco”, en mi época de conducción agresiva como alguno puede recordar; pues no sabría cómo llamarlos a ellos la verdad. Diría que el código de circulación en este país no se aprende en una autoescuela, lo deduzco inicialmente porque dudo que exista alguna. Me atrevería a concluir, que dado lo espiritual que es La India, el aprendizaje aquí debe ser algo más místico, algo heredado de sus antecesores donde extranjeros como yo nunca podremos entender ese lenguaje de conducción, donde adelantar a un camión con una guagua de más de 40 años, con 60 personas a bordo, en una carretera penosa, sin alumbrado, en curvas sin visibilidad, viendo desde el inicio de la maniobra a otro camión en dirección contraria y a pesar de ello seguir pisando a fondo… y escapar por los pelos de la maniobra… es algo meramente imposible de entender para una mente europea.

Así que no era de extrañar que me fueran a llamar la atención por los agujeros que estaba dejando en mi asiento cada vez que adelantábamos cualquier cosa que se nos presentaba, desde un camión a una vaca. Obviamente, o forzadamente, en 13 horas de viaje me dio tiempo para acostumbrarte. Tras unos 40 sustos de lo que en Europa se denominaría “la ostia!!!… este tío está loco!!… casi nos estampamos de frente con ese camión”… conseguí relajarme un poco y darme cuenta que todos los residentes que estaban en la guagua dormían plácidamente. Así que dejé mi vida en manos de aquel desconocido conductor entendiendo que todo aquello era normal, me puse el iPod y como los demás… intenté descansar.

Con el cuerpo extasiado pero agradecido eternamente a nuestro chofer por terminar la travesía con vida, encontramos el hotel donde el amigo de IMG_2289Raquel, Pedro, llegaría en unas horas. Con un grupo organizado, Pedro estaba llegando al final de su viaje de tres semanas por el país.

Una vez convencido a la recepcionista que nos dejara las maletas en la recepción por unas rupias nos fuimos, sin duda alguna, directos a por un baño en la playa. Imaginaos, qué gozada, después de tantas horas en una locura de viaje y sabiendo que ahora mi vida me volvía pertenecer la recompensa del baño era priceless.

Cinco minutos tardó la mujer de la terraza más cercana en venir a ofrecernos la posibilidad de consumir en su local. Después obviamente de ganarse nuIMG_2342_01estra confianza con preguntas muy bien encadenadas donde no daba pie alguno a creer que quería vendernos nada (gran error), accedimos encantados a la oferta, incluso pensé que “buena gente por aquí no?”. Así que pedimos unas cervezas locales, Kingfisher, nos preparamos unas hamacas con sombrilla y nos desplomamos cada uno a los brazos de Morfeo. Tras la tremenda  sobada cumplimos nuestra parte almorzando también en el mismo local.

Así que conocí a Pedro y a Elo, también sevillana, y compartimos unos 3 días con su grupo de visitantes en Calangute. Nos acercamos a algunos lugares por los alrededores como Panaji la capital de Goa y celebramos incluso el IMG_2406_01cumpleaños de Pedro.

Tras la despedida al mediodía decidí quedarme una noche más en aquel lugar antes de  prepararme para el próximo destino donde probablemente unos días después me volvería a reunir con Raquel.

 

 

 

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