Y el impresionante Himalaya apareció al lado de Vladimir, mi acompañante del vuelo de llegada a Katmandú. Las expectativas eras altas… La India me había dado un toque alto de estrés y necesitaba un descanso, así que al llegar a Katmandú, nada cambió… SSDD… (Same Shit Different Day)… Así que compartí habitación doble y cena con Vladimir y no tarde al día siguiente en comprar un vuelo nacional para esa misma tarde irme a Pokhara donde Luis y Marisol me habían recomendado un centro de Yoga para el descanso, muy típico para la gente que hace treckings de varios días por las montañas y vuelven con ganas de descanso, algo parecido en mi caso.
Visité un poco las principales calles de la ciudad e intenté no morir de congelación esa noche sin calefacción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario